Bueno, como es costumbre (aparentemente), tardé en publicar de nuevo. Acabo de terminar el semestre en la escuela donde trabajo, ahora estoy desempleada hasta que me vuelvan a llamar a usurpar el gremio, también acabo de enviar mi trabajo de la nueva carrera que estoy estudiando y ya realicé el último examen de la materia de este mes, así que parece que hay algo de tiempo. A finales de ese mes, me llevé a mi grupo asesorado de paseo a CDMX, es de las generaciones con los que he conectado mucho, me tenían mucha confianza para poder platicarme sus cosas y que los ayudara. Me sorprendió cuando algunos de ellos me contaron que sus papás son de mi edad…sacando cuenta, sus padres debieron tener al menos entre catorce y quince años, y hacían la broma de que los adoptara. El paseo salió bien. Varios de ellos me decían que nunca habían salido más allá del municipio, de alrededores, o que lo más lejos a dónde habían ido era a Morelia. De camino a CDMX, iban muy emocionados, cuando comenzamos a i
Había estado algo ocupada con las actividades en la escuela… en la que trabajo y en la que asisto virtualmente, pero bueno, tengo un pequeño descanso y mientras escribiré sobre uno de los puntos que me hizo abrir este blog: choques culturales. Todo inició con el hecho de que mi novio, ahora esposo, me propuso matrimonio, todo bien, todo bonito, yo en ese momento sentía que vomitaría, y como si me hubieran pateado el estómago desde adentro para luego batirlo, pero feliz. Comenzamos a hablar sobre preparativos, ahorros y demás, de si la fiesta sería en Jalisco o Michoacán, que me vendría a vivir para acá, total, después de que pasamos por eso, nos atoramos con detalles. - Entonces… ¿qué grupo vamos a contratar? - ¿Grupo? - ¿No has visto eso? - No… son caros, coticé a Dj’s. - ¿? - En las bodas carísimas aquí (Gdl) es donde he visto grupos… no tenemos para eso. - Deja le pregunto a un amigo, el conoce grupo de allá, a ver si nos recomienda a uno. - Bueno, pero te digo que será muy caro.